
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) Perú es el tercer país exportador de aletas de tiburón a nivel mundial, y el mayor proveedor latinoamericano de este producto hacia China.
Gracias a las operaciones llevadas a cabo por el departamento de Aduanas de la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (Sunat), en El Callao en las primeras semanas del mes de enero, tras investigaciones a redes organizadas de proveedores de aletas de tiburón de procedencia desconocida en Ecuador, se lograron interceptar 10 toneladas que iban a ser enviadas a China. Las exportaciones peruanas de aletas de tiburón se han duplicado en los últimos años, lo que demuestra que el Perú se ha convertido en un punto de fuga de estas especies protegidas. Solo en 2017, las exportaciones llegaron alcanzar las 270 toneladas según la Asociación de Exportadores (ADEX) y la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria, lo que significa la muerte de unos 135,000 tiburones, aun cuando el Perú cuenta con un acuerdo firmado con la Convención Internacional sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).
El tráfico de estas especies podría llevarlas a la extinción si no se controla su comercio, aunado además al impacto en la seguridad interna en general, derivada del crimen organizado, afectando además la salud pública a través de la propagación de enfermedades, ya que los productos se introducen fuera de cualquier control sanitario. Es por ello que Aduanas, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y la Procuraduría del Ministerio de Medio Ambiente (Minam), han coordinado operaciones investigativas con el propósito de identificar a los actores reales detrás del comercio de aletas de tiburón, desempeñando un papel activo para detectar la corrupción, el lavado de dinero, evasión fiscal y falsificación de documentos para facilitar las actividades de tráfico.
Fuente: Grupo Verona