
Los préstamos de consumo a través del sistema financiero, al cuarto mes del año, registraron un crecimiento mayor y más saludable que el año pasado, sobre todo en las colocaciones con tarjetas de crédito, pese a la desaceleración de la economía.
El consumo privado es una de las variables que tardan en desacelerarse cuando se debilita la economía, y esto se pone en evidencia en los indicadores de préstamos de las familias. Según la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), los créditos de libre disponibilidad otorgados a las personas avanzaron a un ritmo de 14,5%, tasa mayor en 1,9 puntos porcentuales frente a abril del año pasado y la expansión más alta en cuatro años.
La buena noticia –de acuerdo con el Banco Central de Reserva (BCR)– es que estos préstamos están respaldados por una menor tasa de atraso (morosidad), han sido otorgados sobre todo a personas con menor riesgo crediticio y concedidos con políticas de crédito más rigurosas.
“La expansión [del crédito de consumo] se viene dando en los créditos de mayor tamaño y en los bancos grandes. Esto no representaría un riesgo generalizado en el sistema financiero, dado que, además, viene acompañado por mejores niveles de empleo y de salarios, en línea con la evolución favorable de la demanda interna”, indicó el BCR en su último reporte de estabilidad financiera.