
Desde el 2014, el Estado incentiva la dinamización del mercado inmobiliario mediante los Fondos de Inversión en Bienes Inmobiliarios (FIRBI) que tienen como objeto utilizar fondos de sus inversionistas para la adquisición o construcción de bienes inmuebles.
Estos inmuebles luego deberán ser arrendados u entregados en uso a terceros para luego repartir entre sus inversionistas el 95% de las utilidades obtenidas. Luego de cuatro años de adquirido o construido el inmueble, el fondo podría vender estos inmuebles, siempre con las rentas yendo hacía sus inversionistas.
Para hacer este tipo de inversiones más efectivas, el Estado creó incentivos tributarios para aquellos que aportaban su inmueble a estos fondos disponiendo que dejan de pagar los impuestos de alcabala o renta, como usualmente se hace cuando se transfiere un inmueble, hasta que el fondo vendiese el inmueble, lo cual toma por lo menos en 4 años.
Así, el inversionista generaba renta por las actividades económicas del fondo sin estar obligado al pago de renta o alcabala, generando más caja presente y ayudándolo a poder invertir más.
Este beneficio solo existía para aquellos que aportaran su inmueble al fondo de inversiones hasta el 2019.